Es uno de esos lugares en donde se esconden tantas historias del pasado de nuestro país.
Me hubiera encantado haber utilizado alguna vez el tren.
El Museo cuenta con guías que nos dan un paseo tan ameno y de mucho aprendizaje.
Me hicieron imaginarme como eran esos tiempos y me imagino que muchos de nuestros padres y abuelos disfrutaron esos momentos del ferrocarril.
Ahora entiendo la canción famosa de Quetzaltenango "El Ferrocarril de los Altos", tantos recuerdos bonitos que hace revivir a los guatemaltecos de ese tiempo.
El personal del Museo tiene un uniforme muy peculiar: overol de lona, camisa de cuadros y algunos con sombrero o boina.
Como parte del recorrido dan permiso de entrar a los vagones de lujo que en aquel tiempo pertenecian a las familias adineradas de Guatemala y a los Presidentes.
Es un lugar que no nos podemos perder de visitar e imaginarnos en esos tiempos.
Al salir del Museo se puede visitar La Plaza Barrios que se encuentra enfrente.
A continuación algunas fotos personales de la visita.
